La muchacha de 15 años sobrevivió a un disparo en la cabeza a cargo de fundamentalistas contrarios a la educación de las niñas en Pakistán
Cargada con una floreada mochila y la
cabeza cubierta, la joven de 15 años Malala Yousafrai se ha vengado de
la mejor manera posible de sus agresores. La muchacha ha acudido este
martes, acompañada de su padre, a su primer día de escuela tras superar
una crítica operación a vida o muerte por culpa de una bala en su cabeza
y otra en el cuello. Malala ha reemprendido su educación en el
instituto Edgbaston de Birmingham (Reino Unido) y ha demostrado que la
intimidación a que la sometieron un grupo de fundamentalistas en su
aldea de Pakistán, contrarios a la educación de las niñas, no ha surgido
ningún efecto.
En octubre pasado, Malala volvía en
autocar de su escuela en Mingora, la principal ciudad de valle de Swat,
cuando un joven de 23 años, a las órdenes de un grupo talibán, le
disparó para matarla. Trasladada posteriormente al Reino Unido, se
recuperó en Birmingham, en un hospital especializado en la atención de
soldados británicos heridos en Afganistán. Hace unas semanas fue dada de
alta.
Más de un millón de personas firmaron en todo el mundo en apoyo de la jovencísima activista en favor de la educación femenina y que, ya en el 2009, a la edad de 9 años publicaba en la BBC, en urdu, un diario sobre la vida de una niña en un universo talibán. El ataque a Malala fue reivindicado por el grupo insurgente Movimiento de los Talibanes de Pakistán, aliado de la red terrorista Al Qaeda, cuyos integrantes aseguraron que Malala «debía morir». Un informe de la ONU da cuenta de que más de cinco millones de niños paquistanís están sin escolarizar, el 63% de los cuales son féminas.
El colegio en que se ha enrolado Malala no es mixto, sino solo para mujeres.
Malala Yousufzai sonríe a la cámara mientras se dirige a un colegio paquistaní para niñas en Edgbaston HANDOUT | REUTERS
Más de un millón de personas firmaron en todo el mundo en apoyo de la jovencísima activista en favor de la educación femenina y que, ya en el 2009, a la edad de 9 años publicaba en la BBC, en urdu, un diario sobre la vida de una niña en un universo talibán. El ataque a Malala fue reivindicado por el grupo insurgente Movimiento de los Talibanes de Pakistán, aliado de la red terrorista Al Qaeda, cuyos integrantes aseguraron que Malala «debía morir». Un informe de la ONU da cuenta de que más de cinco millones de niños paquistanís están sin escolarizar, el 63% de los cuales son féminas.
El colegio en que se ha enrolado Malala no es mixto, sino solo para mujeres.